(Por Miguel Angel De Renzis)* Desde que asumió el presidente, la Argentina pasó de un sistema de dedocracia a otro de ceocracia. Lejos está la República de Platón con sus imaginables tres poderes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial.
Siempre en el mundo de los griegos, de los pensadores posteriores a Tales de Mileto, la realidad sigue siendo la única verdad.
En el mundo del pensamiento y de la acción hay un país a la deriva.
Ayer el presidente Macri, en conferencia de prensa, cosa que en épocas de la dedocracia Cristina no hacía, volvió a demostrar su funcionamiento mental dentro de la ceocracia.
Los gerentes en las empresas privadas mandan, disponen y sancionan los errores con cesantías.
En el estado se apañan los culpables por connivencia política y se toman decisiones que burlan a los otros dos poderes que lo conforman desde el Ejecutivo.
Ayer el presidente dijo que porque no se había publicado en el Boletín Oficial el acuerdo entre el Estado y la empresa privada SOCMA no tenía validez.
No hablaba el presidente, hablaba un CEO de la familia Macri.
Nadie le dijo que la decisión de la Cámara pertenece al Poder Judicial y que él no lo puede decidir aunque invoque la representación del Estado para favorecer a su familia.
Después se acordó de que existe el Parlamento, luego que los propios legisladores de Cambiemos pidieran explicaciones.
Mauricio, en la conferencia de prensa, puso en funcionamiento la “macricracia”.
El gobierno viene jugando al “pasa, pasa”. Y cuando se juega a la escondida el peligro es que alguien grite piedra libre.
Por eso, el brillante gabinete que dijo Macri tener, ha cometido tantos errores, que ya hay 50 funcionarios procesados incluyendo al presidente.
Los errores con los jubilados no son errores. Nadie nombró al responsable de la medida para manotear 3000 millones. Es el flamante alumno del FMI y ministro de Hacienda Nicolás Dujovne el que le dio la orden al titular del ANSES.el “brillante” gabinete lo mandó al frente al presidente, que salió a apagar incendios que involucraban a su familia, a los jubilados y a los responsables de la difusión que lo obligaron a poner la cara en una semana donde a Mauricio no le salió nada bien, incluyendo el escándalo de Boca.
Al principio de semana promocionaron una imaginable charla con el “loco” Trump de 15 minutos. Y duró 4.
A Hipólito Yrigoyen le hacían el diario. En la ceocracia a Mauricio le hacen zancadillas.
Arturo Jauretche, viejo radical ganado por la causa peronista, definió el medio pelo criollo.
Raul Scalabrini Ortiz, un pensador nacional, en “Política británica en el Rio de la Plata”, explica como los ingleses se fueron quedando con todo.
Seguramente pocos de la ceocracia los habrán leído. A ellos lo influyen Adam Smith le suenan como parte de su curriculum los “chicago boys”.
La ceocracia es el gobierno de los CEOs que, junto con la dedocracia anterior nos ponen en una perspectiva de fuerte debate hacia el futuro.
Francesco Macri, el padre del presidente, pactó con el gobierno anterior una indemnización por el Correo que nunca pagó. A cambio de esto le abrió las puertas de los negocios con China al kirchnerismo.
El viejo himno nacional decía: “Se levanta a la faz de la tierra una nueva y gloriosa nación, coronada su sien de laureles y a sus plantas rendido un león”.
Menos mal que lo suprimieron. Y ahora casi lo reemplazamos por un coro de ovación de tribuna. Cada vez estamos más lejos de ser nación.
Cuando nos ofrecieron cambiar nos presentaron una irrealidad.
Cambiemos es la “macricracia”, lo que significa la ceocracia al servicio de una persona.
Como decía Américo Barrios, no le parece?
*Periodista, Radio Blegrano AM 650
