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Las reformas y la calle

(Escrito por Germán Mangione)* Los balances sobre lo que dejaron las jornadas en las que se sancionó la reforma previsional son de los más variados, así como las miradas. Lo que ninguno de ellos puede omitir es que en Argentina, como suele suceder cada cierto tiempo y ante ciertos sucesos, el clima político cambió. La otra cuestión innegable es el retorno a una de las tradiciones políticas más enraizadas en la historia criolla, esa que asegura que la política no se hace sólo en las instituciones establecidas, sino que también con la calle como principal protagonista.

En torno al ambiente político, la cuestión pasa por pensar al gobierno luego de las elecciones del 22 de octubre, en donde se consagró ganador en casi todos los distritos. Esa victoria le otorgo una confianza, que según parece, lo llevó a pensar que tenía espalda para encarar sin mayor oposición una serie de reformas profundas que le exigen quienes dirigen la economía del país y del mundo.

Entre esas reformas estaba la previsional, que se encuadra no sólo en la idea de un ahorro fiscal de cara al ajuste del estado y de transferir paralelamente una gran cantidad de dinero a la provincia de Bs As de cara a las elecciones 2019, sino también a una exigencia de los organismos de créditos internacionales como el FMI.

Pero analizar lo difícil que le fue al gobierno aprobar esta reforma (recordemos que tuvo un aplazo de tratamiento, varias marchas con incidentes y hasta un cacerolazo en todo el país), sería empezar por el final. Ya que en realidad es la última de una serie de tropiezos políticos desde el 22 de octubre a la actualidad.

El hundimiento del ARA San Juan, que desnudó ante miles la continuidad del abandono de las estructuras de defensa, y al que le siguió una operación fallida para ocultar información a familiares y al resto de la sociedad, fue uno de los primeros golpes post electorales para el macrismo. Y cuando pensamos en tropiezos políticos, tengan en cuenta que no me refiero a aquellos que indignan a los opositores (que son muchos y justificados), sino principalmente a aquellos que lo alejan del electorado que lo apoyó en octubre.

Algo similar sucedió con la reforma laboral, que tras un acuerdo con la cúpula de la CGT el Ministro de Trabajo Triaca anunciaba casi como aprobada, verso que incluso repetían con pesar muchos opositores desde el peronismo casi como una fatalidad inalterable.

Pero en ese cálculo del gobierno y de la CGT, faltaban algunas fichas. Por un lado las contradicciones entre la misma dirección (que hoy terminaron con el alejamiento de la UOM de la central y prácticamente de los Moyano también), y por otro lado y quizás preanunciando lo que se venía (y todavía se viene) gestando, el impulso de muchas seccionales sindicales regionales, cuerpos de delegados de base y comisiones internas que comenzaron a desconocer dichos acuerdos y se manifestaron en reiteradas oportunidades.

Esto terminó forzando que lo que parecía totalmente sellado, comenzara a resquebrajarse hasta lograr que la reforma laboral no sea tratada este año.

De ahí el próximo paso fue el tratamiento frustrado de la reforma previsional y su posterior aprobación en medio de un masivo repudio popular y un operativo represivo que dejó claro lo impopular de la medida, rompiendo el relato del gobierno del consenso y el diálogo.

Este recorrido es importante para no quedarse sólo con la foto de la aprobación de la reforma previsional y poder apreciar la película de cómo se va transformando el escenario político en el país.

Más allá de la impostura presidencial en la ¿conferencia de prensa? de hoy, con frases más cercanas a los manuales de autoayuda o los carteles motivacionales que a explicaciones políticas, el gobierno no pudo disimular el golpe.

Posdata. El cinismo y la negación de los hechos por parte de un presidente, no es un mal nuevo ni de esta gestión, pero eso nunca les permitió perpetuarse. Es más, mostro con el tiempo ser una clara señal de debilidad política. Fin de posdata

La aprobación de la reforma era casi obvia, y no sólo por los votos acordados con el peronismo, sino porque el macrismo no podía no jugar todas sus fichas a aprobarla. Lo que está en juego, como confirmó Macri hoy asegurando que no está en juego, es nada más y nada menos la gobernabilidad. Demostrar que podía avanzar en alguna reforma profunda a favor de quienes los sostienen desde arriba.

Pero el gobierno (y parte de la oposición fatalista también) parecen haberse perdido las lecciones que suele regalarnos la historia Argentina. Y con la irrupción nuevamente de la calle como arena política el país volvió a cambiar, y parte del capital político obtenido el 22 de octubre parece haberse perdido allí.

Posdata 2. Esa pérdida de capital político progresivo quizás pueda explicar algunas reacciones entre los que timonean desde arriba el país cruzando muy sutilmente con fuego amigo al gobierno. ¿Ya no es una garantía para seguir ganando como hasta ahora? Fin de posdata 2.

La política y la calle

Desde las movilizaciones por Santiago Maldonado y la Reforma Laboral, a las de esta semana contra la reforma previsional, la protesta social va acrecentando su protagonismo callejero, mal que le pese a quienes quieren que sólo pase por las instituciones establecidas y alguna que otra elección cada dos años.

Incluso ayer, cuando se prolongaron los incidentes entre los manifestantes y la policía, éstos junto a los miles que se movilizaron desde distintos rincones del país tomaron un protagonismo que fue fundamental en el funcionamiento del Congreso.

No sólo porque en un momento el presidente de la Cámara de Diputados debió reunirse con los jefes de bloque para ver si suspendía la sesión por lo que ocurría afuera (lo que de haberse producido hubiese generado la paradoja de que desde afuera se lograba lo que no había podido la oposición política adentro), sino que de no haber mediado “los incidentes” y la masiva movilización probablemente y con el quorum conseguido, la reforma hubiese sido aprobada rápidamente.

Incluso probablemente hubiesen sido impensadas las movilizaciones y cacerolazos “pacíficos” de la noche sin los enfrentamientos “no pacíficos” de la tarde, ya que con la reforma cocinada la cosa quizás se hubiese enfriado.

Y a no confundir. Que esto va más allá de avalar o no los métodos, tiene que ver con pensar cómo sucedieron los hechos y qué rol puede jugar la protesta callejera en Argentina.

Posdata 3. Desde muchos sectores, incluso del progresismo bien pensante, se acusó a quienes protagonizaron los enfrentamientos con la policía de justificar con esos métodos el accionar represivo. Cuestión que fue totalmente desacreditada cuando a las 3 de la mañana en el Congreso la policía volvió a reprimir y a cazar manifestantes “pacíficos” que llegaron hasta allí con sus cacerolas. El Gobierno no necesita excusas para meter palos. Fin de posdata 3.

Argentina vuelve a enseñarle así a los macristas (y a los anti macristas que exageran el poder de los medios y las redes sociales) que para influir en nuestras conciencias no hay fuerza más potente que la realidad que vivimos a diario y que votar es sólo una de las formas de hacer política que aprendimos en nuestra rica historia. Y que incluso esa forma tiene un sentido determinado para un momento y objetivos determinados.

Como decía algún titular brasilero: “Lucha como argentino” parece ser el lema para estampar en una remera este año, para que a nadie se le olvide.

Sin embargo, este balance como dije al comienzo no es el de todos, y muchos que se ilusionaron con las movilizaciones de ayer, se desazonan con la aprobación en la madrugada de esta reforma.

Quizás sean los mismos que todavía piensan que el 2001 no sirvió para nada, y pierden de vista que muchas conquistas posteriores son fruto de aquellos días y no de gobierno “benévolos”.

Sin embargo le recomiendo al que está triste o asustado después de lo de ayer, que no se quede viendo la foto, porque se va a perder la película.

Posdata 4. La pelea se va a trasladar ahora a las legislaturas provinciales que deben refrendar el consenso fiscal que contiene la reforma previsional. Ahí hay otro round.

Fin de posdata

*Germán Mangione es conductor La Brújula Radial y es coordinador de Cooperativa La Brújula Comunicación


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