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¿Peronista con ganas de perder, elefante en un bazar o individualista sin escrúpulos?

Las andanzas de Florencio Randazzo en la construcción de su precandidatura presidencial están sacando de quicio a gobernadores e intendentes del Conurbano. El PJ territorial en alerta.

Por César Massat

Es cierto que la política está revuelta y que la estrategia de Cristina Kirchner parece orientada a que Daniel Scioli no sea su candidato, o al menos a condicionarlo fuertemente a la hora de armar listas de candidatos y estrategias de campaña. También es cierto que en sus últimas apariciones públicas la Presidente ha elegido a Florencio Randazzo por sobre los otros precandidatos oficialistas como una forma de arrinconar aún más al gobernador bonaerense.

Ahora bien, más allá de las insondables y herméticas decisiones del espacio K, Randazzo avanza con audacia en una serie de armados territoriales que van en contra de las estrategias de los históricos dirigentes provinciales o de importantes intendentes del Conurbano, lo que pone en peligro el tradicional dominio y la presencia territorial del PJ. El ministro de Interior y Transporte no sorprende con esto, basta recordar su historia. Era funcionario de la gobernación de Felipe Solá y operaba con Néstor Kirchner, ya presidente, para limarlo en forma permanente. Ahora, en privado pero ante quien quiera escucharlo, se despacha contra Cristina o contra los máximos dirigentes de La Cámpora.

Había cierta tranquilidad en el mundo PJ hasta que algunos caudillos empezaron a poner el grito en el cielo por el “efecto Randazzo” en sus jurisdicciones. Primero se escuchó a varios jefes comunales plantearlo en reuniones distritales en voz baja, pero el problema afloró en algunas provincias y entonces lo gobernadores y los “popes” del armado del PJ comenzaron a tener reuniones y a recibir llamados en un virtual estado de caos.

Primer fue en Tucumán, donde la desesperación de Randazzo por armar una referencia territorial de su candidatura presidencial puso en jaque la ya de por sí endeble estrategia del gobernador José Alperovich para sostener su poder en la provincia. A finales del año pasado, Randazzo se arrimó al intendente de la capital tucumana, Domingo Amaya, para presionar al mandatario provincial en el armado y en las futuras candidaturas. En la política tucumana advierten que si el oficialismo a nivel nacional no tiene una estrategia unificada en ese distrito, es muy posible que se pierda la gobernación a manos del radical massista José Cano.

Sin embargo, donde se vio el conflicto en toda su dimensión fue en Río Negro, provincia complicada políticamente si las hay porque se cruzan la desesperación del senador nacional Miguel Pichetto frente a su última oportunidad de llegar a la gobernación (siempre repite que no lo fue antes porque los Kirchner no lo dejaron), la pseudodefección del gobernador Alberto Weretilnek, que amenaza permanentemente con seguir a Sergio Massa en su aventura presidencial, y el ascenso del intendente de General Roca, Martín Roca, hijo del malogrado “Gringo”, que además tiene muy buenas relaciones con el sistema “permanente” del PJ, que aspira a trascender al kirchnerismo. Hay que agregar que Pichetto fue el primer dirigente del peronismo en hacer explícita su adhesión a la campaña naranja de Scioli con bombos, platillos y pintadas en toda la Provincia.

En este marco, Randazzo visitó General Roca y lanzó a Soria como “su” candidato a gobernador, lo que encendió las alarmas en el PJ territorial, que le exigió a Scioli una respuesta contundente porque se estaba poniendo en peligro el triunfo en Río Negro. Poco afecto a jugarse y, menos aún, en tiempos electorales, no obstante Scioli debió “bajar” a la capital nacional de la manzana para intentar la unión de Pichetto y Soria y abortar la aventura randazzista. Junto a los dos caudillos rionegrinos y con una típica frase “a lo Scioli”, el gobernador bonaerense llevó tranquilidad a los armadores tradicionales del peronismo: “Esto no es Soria o Pichetto, en Río Negro somos Soria y Pichetto”, lanzó.

Los celulares comenzaron a sonar y entre los dirigentes del “mundo PJ” circuló la frase: “Así tenemos futuro”. Se había frustrado otra maniobra del “Flaco” y los intendentes del Conurbano, algunos gobernadores y muchos aspirantes sin techo respiraron aliviados.

Para los armadores del peronismo hay que evitar ahora que la aventura de Randazzo cause estragos y ponga en riesgo el poder de los caudillos con territorio. Sobre todo porque el ministro elegido por CFK es un candidato que no tiene ninguna chance de ser Presidente. Como siempre, el peronismo se alinearía rápidamente detrás de un candidato ganador, dejando de lado cualquier prejuicio.

gacetamercantil.com

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