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Covid-19: por una vacuna universal y gratuita

El Observatorio de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (NNyA) de la Defensoría del Pueblo bonaerense se sumó a la campaña global para que gobernantes y dirigentes adopten las medidas que garanticen el acceso universal y gratuito, con transferencia de tecnología, a la vacuna contra el coronavirus COVID-19.

La solicitud se da en momentos en que los tratamientos se encuentran en avanzado estado de aprobación científica. Se trata de una iniciativa impulsada por Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz y referente del Servicio de Paz y Justicia (Serpaj); Norberto Liwski, exvicepresidente del Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas e integrante del Comité para la Defensa de la Salud, la Ética y los Derechos Humanos (Codesedh); y distintas organizaciones sociales y civiles de reconocida trayectoria en la defensa de los derechos humanos.

“A través de una convocatoria de Norberto Liwski, hemos decidido sumarnos de forma activa a esta campaña porque coincidimos en que la próxima vacuna no debe tener una patente de comercialización. Así se facilitará su elaboración, y su distribución universal y gratuita. Debe considerarse un bien social, un patrimonio de la humanidad”, explicó Walter Martello, Defensor del Pueblo Adjunto de la provincia de Buenos Aires y responsable del Observatorio de Derechos de NNyA.

Existen importantes antecedentes que avalan la solicitud. Por ejemplo, después de la Segunda Guerra Mundial las sociedades convivían con dos grandes temores como era la posibilidad de una guerra nuclear y la Poliomielitis. Esta última producía pánico en cada verano, amenazando la vida de millones de niños y niñas, pues no tenía cura. Sus víctimas habituales tenían entre 4 y 16 años. Además, la Poliomielitis tenía un alto poder de contagio, presentaba un índice elevado de mortalidad y quienes sobrevivían debían asumir severas discapacidades.

La falta de respuesta científica agravaba el cuadro pandémico. Pero el 12 de abril de 1955 la humanidad recibió la mejor noticia de parte del Dr. Jonas Salk cuando se dieron por concluidos los estudios preliminares, dando por aprobada y declarada efectiva y segura la vacuna contra la Poliomielitis. Fue el descubrimiento médico más grande de la historia.

El Dr. Salk se negó a patentar su descubrimiento y, en una comunicación pública, expresó: “… a la gente quiero decirle que no hay patente ¿Acaso se puede patentar el sol?”.

De igual modo, años más tarde, el Dr. Albert Sabin desarrolló una vacuna por vía oral que comenzó a utilizarse en 1957. El investigador, microbiólogo, de origen polaco, renunció a sus derechos de patente con el fin de facilitar la difusión mundial de su descubrimiento lo antes posible.


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