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Investigación: La Polarización, un problema de confianza institucional más que político

(Por Sergio Doval)* Sin confianza en las instituciones, ¿Hay futuro? ¿y modelo económico? ¿y modelo social? – EL 27,7% de los argentinos, ante la situación actual y lo que esperan del futuro del país, piensa más en irse que en quedarse.

La economía es una ciencia Social, básicamente porque depende de un principio de construcción de sentido colectivo primordial: Que cuando yo le entrego a alguien un billete, para esa persona representa lo mismo que para mí y claro, también para un tercero. En definitiva, es un papel, con unos números impresos y de determinado color. ¿Que lo diferencia de los del estanciero? Que hay detrás una institución, el estado, que todos reconocemos y a la cuál tomamos como una parte desinteresada que aboga por el entendimiento y el cuidado de todos.

Ahora bien, la confianza en un estado no es indivisible de la confianza de las instituciones que lo componen, ni de la confianza de las instituciones con quienes interactúa: aquí incluimos, las instituciones sindicales, de la justicia, parlamentarias, fuerzas de seguridad, y al propio gobierno, es decir: al otro. En su expresión más mínima. ¿La familia es una institución confiable? Si, al menos en eso confiamos los argentinos. Más de un 80% de los argentinos confía mucho o totalmente en la familia como institución.

Respecto a la falta de confianza, hay indicios claros de lo que hace un tiempo es una constante en este país: La justicia no aporta al ordenamiento social, ni a la solución de las discusiones más básicas. El descreimiento en ella (el 65% del país le desconfía, aumentó un 5% respecto al año pasado) es un síntoma muy significativo, de este problema. Si yo no confío en la justicia, quién podrá dirimir mis desencuentros con el otro, si no hay una voz que ponga un punto final, ¿como podrá soslayarse la discusión? ¿Qué lado de la Grieta tiene razón?

Ambos tienen argumentos suficientes para mantener su postura, y quien podría determinar algunas cuestiones fundamentales de la discusión, la justicia, no solo la sociedad no confía en ella, sino que encima no llega en los tiempos necesarios. En este contexto, la polarización no es una condición de esta sociedad politizada, es una consecuencia de esta comunidad sin confianza en las instituciones.

Por esta razón, es que más del 70% de la población argentina, tiene una mala imagen de los sindicatos. Quienes deberían ser los poseedores de la mejor imagen del país (que más noble que defender los intereses de los trabajadores) detentan hoy la peor imagen, empeorada respecto al año pasado.

Pareciera que una parte de la población del país está en busca de un orden. Las instituciones que han mejorado su imagen de un año a esta parte, han sido la policía, el ejército/gendarmería (muy a pesar del caso Maldonado) y el gobierno. Algo de eso tiene que ver con las purgas en la bonaerense, y la vuelta a las fronteras de la gendarmería. Se nota este crecimiento de confianza en los valores detectados en las provincias fronterizas de nuestro país, así como en la provincia de Buenos Aires.

¿Es esto un pedido de mano dura de la sociedad? Entendemos que no. La mano dura está asociada a una actuación sin límites por parte de las fuerzas de seguridad que el ciudadano no convalida, pero eso no significa que no se hagan cumplir las normas de convivencia, y para eso, antes que nada, “hace falta que las fuerzas de seguridad comiencen por hacer respetar las normas que están escritas” según declaran algunos encuestados.

Muy a pesar de esto que se indica con anterioridad, el 60% de la población cree que los resultados de la última elección son un llamado de atención para el gobierno nacional. Esto justamente habla, de que no existe en la actualidad una carta blanca para el gobierno, se le perdonan cosas por el miedo a “no volver” a lo que representa CFK para una parte una de la sociedad, pero eso no significa que no estén mirando con atención sus movimientos.

Es de destacar, que el Gobierno Nacional ha ganado 7 puntos de confianza en la sociedad en este año. Esto está asociado a un gobierno más “asentado” en comparación con el primer tramo del Gobierno de Macri, donde la gobernabilidad era una preocupación latente.

Ahora bien, llama la atención el incremento de casi 13 puntos en la desconfianza de la gente para con el Congreso. Durante este año el Congreso ha tenido poca o nula actividad, y en un marco comunicacional del “hacer” que el gobierno plantea día a día, el Congreso pareciera estar en otra sintonía para la sociedad. Volviendo al comienzo, sin confianza en las instituciones que componen interna o externamente a un país, ¿como tendremos una economía pujante y creciente en el largo plazo, si no tenemos confianza en los cimientos de lo que le da sentido a convivir en comunidad?

Es una gran deuda que, en algún momento, deberíamos empezar a planteárnosla

* Director del Programa de Opinión Pública de la Universida Abierta Inberoamericana (UAI)    

 


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