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Los alimentos subieron un 154% desde que asumió Alberto Fernández

(Por Isaac Rudnik, Director Nacional del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana, ISEPCI) Según el relevamiento de los 57 productos de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) que desde el Índice Barrial de Precios (IBP) realizamos en 650 comercios de cercanía en 20 distritos del conurbano bonaerense, en febrero los precios de la CBA aumentaron  en promedio un 9,8%.

Como desde hace varios meses el rubro de frutas y verduras encabezó las subas con un 10,37%; los productos de almacén se incrementaron 9,66%; Mientras que las carnes aumentaron 9,7%.

Por lo cual, una familia de dos personas adultas y dos hijos pequeños en enero necesitaba $33,685.25 para cubrir sus alimentos indispensables durante treinta días, y un mes después, en febrero, requirió $36,986.91.

La misma familia, para cubrir sus gastos básicos como salud, educación, transporte, energía y otros gastos indispensables -que sumados a la alimentación conforman la Canasta Básica Total (CBT)- precisó en enero $79.60.34; un mes después el valor de esta Canasta Básica subió a $ 84.702,02.

Del dicho al hecho… (La multicausalidad como excusa)

La inflación es el gran problema que tienen los argentinos y las argentinas en este momento”, dijo Alberto Fernández en el discurso de apertura de las sesiones del Congreso el 1° de marzo pasado. Es una afirmación reiterada por él y los principales funcionarios de su gobierno desde que asumieron; mientras que los incrementos de los precios de la economía en general y de los alimentos en particular no dejan de aumentar.

Con el objetivo de conmover los fundamentos ciegos y sordos de los economistas ortodoxos del país y de los organismos internacionales de crédito (que reducen toda causalidad inflacionaria al exceso de emisión monetaria y a la vigencia del déficit fiscal). En los últimos tiempos el oficialismo agita fuertemente las banderas de la “multicusalidad”; en algunos casos con una descripción más o menos detallada de cuáles serían los componentes de esa  multiplicidad de causas, es decir: estructura productiva primarizada y poco diversificada; desmedidas expectativas inflacionarias en la población; emisión monetaria por encima del crecimiento de la economía real; tipo de cambio volátil; estructura de producción y comercialización altamente concentradas.

Todas ellas ciertas, pero sin el indispensable agregado de propuestas para intentar encaminar los problemas en el corto y mediano plazo. Por lo que estas argumentaciones suenan más a mensaje avisando que la inflación va continuar sin tregua, que a un anuncio de que empiezan a tomar algunas de las cartas de este espinoso asunto.

Sino veamos ciertos datos concretos:

Cuando asumía el actual gobierno, el valor de la Canasta Básica de Alimentos para cuatro personas alcanzaba los $14.541,78. Veintiséis meses después (en febrero pasado), el mismo conjunto de productos costó $36.981,91 o sea, tuvo un incremento de 154,34%. Durante este período no sólo se lanzaron y relanzaron distintos programas para contener los precios y se anunciaron medidas de diferentes características; sino que transcurrieron períodos de importantes restricciones a la circulación de las personas por imposición de la pandemia que implicó una baja generalizada de la actividad económica en general y del consumo en particular.

Las políticas del Gobierno y el FMI

El suscribir un acuerdo de reestructuración de la deuda con el FMI, implica, aceptar que de aquí en más rigen las condiciones que el organismo le vaya imponiendo al país.

En la comunicación  del Ministro Guzmán sobre los primeros pasos para llegar al acuerdo buscado por el gobierno; se informa sobre cronometradas rebajas para la emisión monetaria y el descenso del déficit fiscal de riguroso cumplimiento en los próximos años; sin proponer alcanzar algún piso indispensable de crecimiento general de la economía, que -sin afectar  el desarrollo de la población- posibilite tener excedentes destinados a los pagos que se van a comprometer.

Si los pagos externos no están atados a objetivos de crecimiento en un marco de modificación de la estructura productiva que permita por ejemplo: sumar ingresos externos y morigerar la inflación mediante el incremento de la oferta. La restricción de la emisión monetaria, la reducción del gasto público y el descenso del déficit fiscal; son las medidas que emergen como principales para pagar la deuda pública y empezar a bajar la inflación.

Más allá de cualquier discurso, relato o explicación; este es el compromiso concreto que el gobierno firma en nombre del país, que quedará plasmado en los papeles que el FMI se lleva a su casa matriz de Nueva York.

Anexo

Productos que más subieron según cada rubro


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