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Migró del Paraguay: de doméstica a generciar la Terminal TecPlata

Como muchas historias de chicas venidas del Paraguay, Belén Delvalle nunca dejó de creer en ella, de capacitarse hasta llegar al gigante filipino en el Puerto La Plata, de cuidar de su hijo que fue atendido por el sistema de salud pública de Argentina. Hoy exhibe los mejores resultados.

La vida de los migrantes tiene sus matices crudos. Sus historias pueden llevar a senderos crueles, a avatares imponderables. La de Belén Delvalle podría ser una más: su origen humilde de desarraigo de la ciudad Yatytay en el Paraguay, su terruño natal lindante con la provincia de Misiones hasta recalar en la cosmopolita Ciudad de Buenos Aires, tras un sin fin de penurias; pero lo distintivo puede darse en que, luego de años de adversidad y aprendizaje, escaló mediante esfuerzo propio al cargo de gerente de la multinacional de capital filipino, en el rubro portuario, hipercompetitivo y que, históricamente, es copado por hombres.

Belén apostó a sus fuerzas y, luego de años de privaciones, alcanzó el alto cargo en una compañía internacional que opera en el Puerto La Plata. Estuvo acompaña en este sinuoso camino, que arranca en sus modestos inicios y hace puerto final en la gerencia de Relaciones Institucionales y Responsabilidad Social Corporativa de TecPlata SA, que representa a la corporación filipina International Container Terminal Services Inc. (ICTSI).

Belen Delvalle TecPlata 5

Su derrotero está signado por vicisitudes: pasa por la casa de una tía, cuida de un hermano menor con discapacidad, espera un bebé a los 18 años y se ve irradiada del seno de su gente, por los prejuicios, hasta que decide emigrar; cóctel negativo en su capítulo paraguayo, seguido de otras instancias a superar, en la megaurbe rioplatense.

“Mi dilema era estudiar o tener a mi hijo Iván; su padre no se hizo cargo. Como madre soltera, empecé a sortear bastante ya en Paraguay: mi pequeño estuvo internado 45 días en el Hospital Acosta Ñu. Estaba sola, sin trabajo y con la única salida en ese momento para comprar insumos médicos: tuve que empeñar sus sandalias”, narra Belén.

A sus 21 años, el destino la llevó a Buenos Aires para el servicio doméstico. Las visitas a su Iván entrañable se repetían cada tres meses.

En el 2006 pudo llevárselo consigo, alternando su cuidado con el de adultos mayores y otros niños, ejerciendo como mucama en hoteles y ayudando en acontecimientos de la colectividad judía.

A la par, se anotó a cursos en la Universidad de Buenos Aires, incursionó en Primeros Auxilios, Protocolo, Ceremonial, Informática y Derecho.

Mientras aspiraba a conseguir un espacio cómodo para ambos (vivían en un departamento pequeño) tuvo que recurrir de urgencia al prestigioso Hospital Garrahan, oasis de esperanza para miles de compatriotas.

“Le descubrieron (a Iván) el síndrome de Kawasaki, que puede afectar a las arterias coronarias. Las profesionales me dijeron que el tratamiento cuesta USD 10.000, pero me tranquilizaron, argumentando que en Argentina me saldría todo gratis”, evoca a sabiendas de que en Paraguay eso no se hubiera plasmado.

Diez años duró el tratamiento, hasta que la joven paraguaya dejó el servicio doméstico en el 2010 y, como tenía conocimientos básicos en leyes y en gestoría, arrancó todavía informalmente haciendo trámites migratorios y gestiones jurídicas para sus compatriotas.

La construcción fue el ámbito que le esperaba luego: con sacrificio logró armar con un hermano -que también emigró- una empresa pequeña, pero que al tiempo estuvo sola de nuevo al frente del negocio y debió abandonar el rubro, ya que era muy cuesta arriba, según recuerda, no sin antes enfatizar que desarrollaron trabajos para galerías prestigiosas, como Pacífico, Abasto y hasta en el hipódromo de San Isidro.

Pero llegó el tiempo de lanzarse sola, y así en 2016 abrazó la consultoría traducida en servicios para las firmas L’Oréal, Falabella, Volkswagen y otras, de manera independiente. “Cuando uno anhela progresar fervientemente, a veces cae en las garras del fraude, y es así que me tocaron tiempos duros aceptando cheques sin fondo que, por inexperiencia, me llevaron a perder muchos recursos”, recuerda señalando que los altibajos estuvieron siempre.

Pero un momento álgido durante su estadía bonaerense, por lo que significó en torno a su condición de migrante, sostenida por sus propias fuerzas y con un niño a su cargo, fue cuando le entregaron el documento nacional de identidad (DNI).

“Me sentí victoriosa, nunca lo voy a olvidar. Mi hijo había estado internado en el Garrahan y de ahí debía llevarle anteriormente a Migraciones, con los permisos correspondientes de los profesionales. No es lo mismo ser un migrante de condición europea que un latino, y más si las personas pertenecen al interior de los países de donde salen, ya que la construcción o el servicio doméstico es lo que tienen como escenario tope”, destaca la paraguaya que fue abriéndose camino.

Belen Delvalle TecPlata 1

Ahora, ya gerente de una multinacional, está agradecida con su país de adopción y considera que todo lo ocurrido la motivó a seguir superándose. “Cuando decaigo a veces, miro hacia atrás y sé dónde estuve. Siempre doy lo mejor de mí, para no defraudar. Este es un país de oportunidades y el entorno tiene mucho que ver para salir adelante”, sintetiza la paraguaya radicada en Argentina.

Reconocimiento a su trabajo y gran sensibilidad social

Haber creado el área de responsabilidad corporativa le valió a Belén Delvalle ser tenida en cuenta por su labor genencial, tal como el de la Municipalidad de Berisso, donde el actual intendente Fabián Cagliardi,  hizo entrega de un reconocimiento como gerente de TecPlata SA tras varios convenios realizados con la comuna.

“No es frecuente que las mujeres formemos parte de la dirección de una compañía así; y tampoco en el área de operaciones, entre grúas y conteiners, pero la empresa busca incorporar a más mujeres”, destaca.

Su trabajo actual es del de sus sueños, según dice. Allí ya pudo capacitar a gente sin trabajo en los barrios de influencia de la terminal portuaria, mediante cursos para mozos/as, construcción en seco y recuperación de espacios verdes.

Belen Delvalle TecPlata 4

Además, logró acondicionar dos salas de atención primaria en un nosocomio cercano, para chicos con tratamiento por adicciones, a los que ayuda a reinsertarse en la sociedad.

“La responsabilidad social corporativa no es solo dar donaciones y luego olvidarse. Hay que hacer un seguimiento”, expresa Belén, al tiempo de exponer también su sensibilidad social mediante la incursión en la política partidaria, aportando su talento y teniendo contacto con la colectividad paraguaya, desde las filas de la ANR (Partido Colorado de Paraguay), “pero no para alcanzar ningún cargo, sino porque quiero colaborar”, dice finalmente. (Con información de GlobalPorts, Del Paraguay)


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