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Berisso

¿Persecución o reacomodamiento?

Esta es la pregunta que ronda por las distintas dependencias municipales; pasillos, oficinas, pañoles, delegaciones, etc., se ven pobladas de movimientos de gente que van y vienen, caras nuevas y no tanto entran y salen de sillas de escritorios o puestos administrativos, que cambian de nombre según los designios del nuevo gobierno municipal manejado por el intendente Jorge Nedela.

Como todas las preguntas, las respuestas dependen del lente con que se mire. Depende de si uno está más allá o más acá del oficialismo, que es quien en definitiva dispone del personal municipal, sus direcciones administrativas y sus funciones. y Aunque esto parezca estar claro y ser sencillo, no lo es, de hecho las mismas preguntas se hacen a nivel provincial y nacional, en los distintos lugares de trabajo y hasta con la participación de los gremios tratando de mediar y limar asperezas “innecesarias” de cara a lo que creen mucho más importante; las paritarias.

Lo cierto es que, hoy por hoy, muchos actores de segundo orden de la administración Slezack, están poniendo “el grito en el cielo”, y hablando de una “persecución política” manejada por el actual gobierno radical, que comanda la ciudad, como si el accionar y las determinaciones fueran, según su opinión, un acto movido por la venganza o el resentimiento y no por un hecho vinculado a decisiones de gobierno.

Los movimientos de personal en el área administrativa del municipio, comenzaron a hacerse ver y aquel que era director, sub director o un administrativo con poder de acción, empezó a sentir el cambio de gobierno y más de uno fue notificado que deberá pasar por el área de personal municipal, para ser informado sobre su nuevo lugar de trabajo.

Si bien esto era fácil de suponer, más teniendo en cuenta el cambio de color político, parece que muchos fueron sorprendidos al recibir la noticia, ya que creían que había una “especie de acuerdo”, donde se decía que las líneas menores en la cadena de mando, no serían tocadas.

Pero no fue así, y allí salió al ruedo la vieja frase de “persecución política”, “denigración de trabajo” y otras tantas que manifiestan el enojo de este grupo administrativos que fácilmente pueden pasar de la comodidad de una oficina a tareas más duras dentro del ámbito municipal, ya que según lo que afirmo una fuente del estado berissense, “nadie los está echando, somos los administradores y queremos gente nuestra en esos lugares, por lo que si creemos que hace falta gente en bacheo, para poner un caso, lo vamos a mandar, porque en definitiva son planta de este municipio y tenemos el derecho y la obligación de administrar los recursos como mejor creamos…”

También con cierta picardía y malicia, un hombre que supo cumplir funciones de director en la gestión de Néstor Juzwa, intendente anterior a Slezack, manifestó sonriendo y al pasar; “de que se quejan si ellos hicieron lo mismo y mandaron a nuestra gente a hacer tarea de limpieza al asilo de ansíanos por ejemplo…”

Cada uno sacara su conclusión del tema, aunque parece imponerse aquella vieja ley física; “todo lo que sube tiene que bajar” y mucho más aquella frase popular que remarca; “la vida es una rueda y cuando este subiendo, te veré bajando”…

¿Persecución o reacomodamiento?


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