La reciente distribución de panfletos en la Avenida Montevideo de Berisso, que atacan a la Directora de Control Urbano, Gabriela Di Lorenzo, es solo un síntoma de la profunda crisis que atraviesa la gestión de Fabián Cagliardi. En los afiches, que mostraban su imagen, se leía la frase: “Gabriela Di Lorenzo, traidora al peronismo”. Este episodio no solo revela la falta de apoyo interno en el oficialismo, sino que también pone de manifiesto la ineficacia de un gobierno que no logra satisfacer las necesidades de la ciudadanía.
Respaldo oficial y descontento interno
La rápida reacción del oficialismo local, con el presidente del bloque peronista en el Concejo Deliberante, Gabriel Marotte, manifestando su apoyo a Di Lorenzo, es un intento desesperado por mostrar unidad en medio del caos. Marotte expresó en redes sociales: “El hacer bien las cosas a veces altera a los cobardes. Seguís trabajando en pos de la gestión como venís haciendo. ¡Te bancamos!”. Sin embargo, este respaldo parece más un intento de ocultar las grietas en la gestión que una verdadera defensa de la funcionaria.
Di Lorenzo, quien tiene un estrecho vínculo con la Cámara de Comercio de Berisso, dejó temporalmente su banca como concejal para asumir la Dirección de Control Urbano. Su regreso a esta área ha sido problemático, ya que ha tomado decisiones que han generado descontento entre sus compañeros y han afectado a la ciudadanía. La falta de un plan claro y efectivo para el control urbano ha dejado a muchos comerciantes y vecinos en la incertidumbre.
La crisis de liderazgo en el oficialismo
El clima de tensión dentro del oficialismo es palpable. La agrupación María Roldán aún no se ha pronunciado sobre el ataque a Di Lorenzo, lo que sugiere una falta de cohesión y liderazgo en la gestión de Cagliardi. Los rumores sobre el llamado «Círculo Rojo» quebrado indican que la mesa chica del oficialismo está fracturada, lo que solo agrava la situación en un momento en que la ciudadanía demanda respuestas y soluciones efectivas.
La violencia política como reflejo de la ineficacia
Gabriela Di Lorenzo ha calificado el ataque que sufrió como un acto de violencia política y violencia de género. En una entrevista en FM Berisso Ciudad, la funcionaria expresó que la distribución de panfletos con su rostro es un acto que no puede ser minimizado. “Poner el rostro de una mujer es un acto de violencia de género. En estos contextos de discursos de odio, donde las mujeres estamos siendo víctimas de femicidios y ataques constantes, esto no es un hecho aislado”, afirmó.
Sin embargo, la gestión de Cagliardi ha sido incapaz de abordar estos problemas de manera efectiva. La falta de un plan claro para combatir la violencia política y proteger a las mujeres en posiciones de poder es un reflejo de la inacción del gobierno. La ciudadanía se siente desprotegida y abandonada ante un sistema que parece favorecer a unos pocos en lugar de atender las necesidades de todos.
La falta de transparencia y control
Di Lorenzo ha intentado implementar un control más riguroso sobre los comercios, pero sus acciones han sido percibidas como un ataque a los intereses de ciertos sectores. La falta de transparencia en la gestión de Cagliardi ha llevado a que muchos ciudadanos cuestionen la efectividad de las medidas adoptadas. La promesa de “hacerle la vida fácil a los vecinos” se ha convertido en una frase vacía, ya que la realidad muestra un panorama de descontento y frustración.
La lucha por la justicia y la impunidad
A pesar de las agresiones que ha recibido, Di Lorenzo ha manifestado su intención de no dejar que este hecho quede impune. “Es importante que no se normalice. No quiero que este acto de violencia quede en el olvido. No me van a amedrentar ni disciplinar”, aseguró. Sin embargo, la pregunta que queda en el aire es si la gestión de Cagliardi realmente apoyará a Di Lorenzo en su lucha por la justicia o si, por el contrario, se quedará en palabras vacías. La falta de acción concreta por parte del gobierno municipal para abordar la violencia política y proteger a sus funcionarios es alarmante y refleja una cultura de impunidad que se ha arraigado en la política local.
La desconexión con la ciudadanía
La situación actual en Berisso es un claro ejemplo de la desconexión entre el gobierno y la ciudadanía. Mientras los funcionarios se ven envueltos en disputas internas y luchas de poder, los vecinos enfrentan problemas cotidianos que no son atendidos. La gestión de Cagliardi ha demostrado ser incapaz de ofrecer soluciones efectivas a las necesidades de la comunidad, lo que ha llevado a un creciente descontento entre los ciudadanos.
Los panfletos que atacan a Di Lorenzo son solo una manifestación de la frustración acumulada. La ciudadanía está cansada de un gobierno que no escucha sus demandas y que parece más preocupado por mantener el poder que por servir a la comunidad. La falta de atención a los problemas reales, como la seguridad, el control urbano y la transparencia en la gestión, ha llevado a un clima de desconfianza que se refleja en la política local.
La necesidad de un cambio
La situación actual en Berisso exige un cambio urgente en la forma en que se gestiona la política local. La ineficacia de la administración de Cagliardi y la falta de apoyo a sus funcionarios son señales claras de que algo no está funcionando. La ciudadanía merece un gobierno que actúe en su beneficio, que escuche sus preocupaciones y que trabaje para mejorar su calidad de vida.
Es fundamental que los líderes políticos asuman la responsabilidad de sus acciones y que se comprometan a construir un entorno más seguro y justo para todos. La lucha de Gabriela Di Lorenzo contra la violencia política debe ser un llamado a la acción para todos los actores políticos en Berisso. No se puede permitir que la violencia y la impunidad sigan siendo la norma en la política local.
Reflexiones finales
El caso de Gabriela Di Lorenzo es un reflejo de los problemas más profundos que enfrenta la gestión de Fabián Cagliardi en Berisso. La violencia política, la falta de apoyo a los funcionarios y la desconexión con la ciudadanía son solo algunos de los síntomas de una administración que no está cumpliendo con su deber. La situación actual exige una reflexión profunda sobre el rumbo que está tomando la política en la ciudad y la necesidad de un cambio que priorice el bienestar de la comunidad.
La ciudadanía debe exigir a sus representantes que actúen con responsabilidad y que se comprometan a construir un futuro mejor para todos. La lucha por la justicia y la equidad en la política no es solo una tarea de las mujeres, sino de toda la sociedad. Es hora de que Berisso despierte y demande un cambio real en la gestión de su gobierno.
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