Denuncian que empresas fantasmas vaciaron la cuenta bancaria de una jubilada de Berisso que quiso mantener su nombre en reserva.
La víctima comenzó a notar extracciones de su cuenta de haberes, primero en montos mínimos, después mayores, al principio mensuales y luego semanales, que la colocaron en una posición de fragilidad extrema, tanto que, en el ínterin, sufrió un ACV, que retrasó incluso el impulso del proceso en la Justicia.
Según el abogado patrocinante, Marcelo Szelagowski, «los débitos se aplicaron sin consentimiento de la víctima y la plata se giró a firmas comerciales, que la mujer no conoce».
Y enfatizó: «Lo grave de la situación es que habiendo concurrido la jubilada a la entidad en la que se deposita su jubilación, el banco se negó a realizarle el “stop debit” de los débitos, que jamás contaron con su autorización».
De esta manera, la jubilación, muy baja de por sí, se convirtió en polvo: «Le quedaron apenas unas monedas”, expresó Szelagowski, que es abogado especialista en seguridad bancaria.
Según el letrado, estas situaciones se han multiplicado por miles, en donde “las entidades bancarias oficiales autorizan las quitas sin verificar la autenticidad de los presuntos contratos de crédito”, aseguró.
Al parecer, se trata de sociedades de muy difícil rastreo o “fantasmas”, ya que no poseen una ubicación física y se hace muy complejo notificarlas de cualquier medida.
En los últimos tres años, las estafas bancarias han ido mutando en sus más variadas formas. Empezaron con el típico caso de “phishing”, donde, con una llamada telefónica bien orquestada, un desconocido logra obtener las claves del usuario para, en segundos, desde una IP (computadora) ubicada a miles de kilómetros, cambiar su perfil informático y obtener créditos o adelantos de sueldo, sin que los bancos consideren que esa extraña geolocalización fuera de por sí una operación sospechosa.
Después, a medida que los ciberdelincuentes advirtieron que no encontraban mayores obstáculos para vulnerar la seguridad de una entidad financiera, hubo personas que descubrieron que les habían sacado los dólares que tenían depositados para venderlos a precio oficial y dejarles los pesos en la cuenta.
En medio de esta gran locura, que motivó la interposición de cientos de demandas judiciales, porque muchos bancos se adhirieron a la tesitura de no revertir esas operaciones, negando responsabilidades y culpando a los clientes.
“El panorama es grave: los bancos realizan las retenciones y desoyen a los clientes, que jamás tomaron un crédito o compromiso con tales firmas”, explicó Szelagowski.
En este tema en concreto, trascendió que la vecina de Berisso ya formalizó la correspondiente denuncia penal y, luego hará lo propio con una causa civil, con el objeto de frenar tal vaciamiento.
Al ser consultado Szelagowski por lo sucedido, manifestó que “esto es otra muestra de la actitud de los bancos que, sin verificar de un modo fehaciente la legalidad de los presuntos contratos de crédito y la efectiva voluntad de los clientes en autorizar tales extracciones, vacían sus cuentas y desoyen los reclamos”.
“Esto también se evidencia en los últimos tiempos con las compras con tarjeta de crédito. Los delincuentes, una vez que toman el control del plástico, empiezan a comprar todo hasta llegar al tope del límite. Por eso debería subsanarse urgentemente, ya que la seguridad bancaria se está convirtiendo en nula”, concluyó.
Plazo fijo esfumado por estafa
En otro caso misterioso que dio cuenta el diario El Día de La Plata, una mujer sufrió la pérdida de 200.000 pesos que tenía en un plazo fijo, sin hablar con nadie ni abrir un link. El dinero estaba depositado en un banco del Centro platense, cuyo sistema se trabó al querer renovar el instrumento de manera online. “Cuando volvió a funcionar, ya tenía menos dinero”, comentó.
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