La interna del peronismo en Buenos Aires revela la crisis, tensiones y luchas de poder que amenazan la unidad y efectividad del gobierno de Kicillof.
En un contexto de tensiones crecientes entre los intendentes peronistas afines al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, y aquellos vinculados a La Cámpora, se ha llevado a cabo una reunión entre los tres jefes comunales más cercanos al mandatario bonaerense.
Este encuentro, que tuvo lugar en Ensenada, se centró en discutir los lineamientos para el cierre de listas de los próximos comicios de medio término y la campaña electoral de 2025. Sin embargo, lo que se presenta como un intento de unidad es, en realidad, un reflejo de la fragmentación y la desconfianza que imperan en el peronismo bonaerense.
La reunión: Un intento de control
El intendente de Ensenada, Mario Secco, actuó como anfitrión de la reunión, donde también participaron Fabián Cagliardi de Berisso y Jorge Ferraresi de Avellaneda. Aunque se intentó dar una imagen de cohesión, la realidad es que este encuentro es un intento desesperado por controlar una situación que se escapa de las manos del gobernador Kicillof. La Mesa Política de Kicillof, que incluye a estos tres intendentes, se ha transformado en un espacio donde se discuten “nuevos escenarios políticos”, pero en el fondo, es un reflejo de la crisis interna que enfrenta el peronismo.
La lucha por el poder: Kicillof vs. Máximo Kirchner
La interna entre los intendentes peronistas no puede entenderse sin considerar el conflicto más amplio que enfrenta Kicillof y Máximo Kirchner por el control del poder político en la provincia. Esta lucha se centra en el traspaso del liderazgo del peronismo de Cristina Kirchner hacia uno de los dos, lo que ha generado un clima de desconfianza y rivalidad. La falta de una dirección clara y unificada está debilitando al partido y, por ende, al gobierno provincial.
La mesa política: Un espacio de descontento
La transformación de la Mesa de Ensenada en la Mesa Política de Kicillof no ha logrado ocultar el descontento que existe entre los intendentes. Aunque se habla de preparar “nuevos escenarios políticos”, la realidad es que este grupo se encuentra dividido y en conflicto. La falta de consenso y la presión por cerrar listas para las elecciones de medio término han exacerbado las tensiones, dejando en evidencia que la unidad del peronismo es más frágil que nunca.
Críticas abiertas y distanciamiento
Las declaraciones de Ferraresi sobre el distanciamiento de los intendentes cercanos a Kicillof con los jefes comunales de La Cámpora son un claro indicativo de la fractura que atraviesa al peronismo. “No estamos en contra, estamos enviando una señal de que la construcción política va en otra dirección”, afirmó, lo que sugiere que la lucha por el poder está lejos de resolverse. Este tipo de declaraciones solo alimentan la percepción de que el peronismo está en una crisis de liderazgo.
Por su parte, Secco no escatimó en críticas hacia los cercanos a Cristina Kirchner, afirmando que “los que rodean a Cristina Kirchner a menudo cometen errores”. Este tipo de comentarios no solo evidencian la falta de unidad, sino que también reflejan un clima de hostilidad que podría tener repercusiones negativas en la gestión del gobierno provincial.
La estrategia de Ferraresi: Un juego peligroso
Las visitas organizadas por Ferraresi a los municipios gobernados por La Cámpora han cobrado impulso, pero esta estrategia podría resultar contraproducente. Al involucrarse en actividades casi quincenales en localidades como Lanús, Luján y Quilmes, Ferraresi parece estar intentando consolidar su poder, pero al mismo tiempo, está alimentando la división dentro del partido. La falta de un enfoque unificado solo servirá para debilitar aún más la posición del peronismo en la provincia.
La defensa de Kicillof: Un llamado a la unidad
En medio de este clima de tensión, Gustavo Barrera, intendente de Villa Gesell, hizo un llamado a “defender la gestión de Kicillof”. Sin embargo, este llamado a la unidad parece ser un esfuerzo en vano, dado que los obstáculos internos son significativos. Barrera reconoció que Kicillof enfrenta “no solo desafíos externos, sino también obstáculos internos con intendentes opositores y algunos de nuestro propio espacio”. Esta declaración pone de manifiesto la fragilidad de la situación actual.
El Consorcio de Gestión y Desarrollo: Una máscara de progreso
La reciente creación del Consorcio de Gestión y Desarrollo por parte de Kicillof y los intendentes de la Región Capital es otro intento de mostrar una imagen de progreso y unidad. Sin embargo, este organismo, que supuestamente servirá para avanzar con obras en el Canal de Magdalena, es más una estrategia de marketing político que una solución real a los problemas que enfrenta la provincia. La idea de una planificación “participativa y democrática” suena bien en teoría, pero en la práctica, es poco probable que se traduzca en resultados concretos.
La ampliación de la Octava Sección: Un objetivo cuestionable
La intención de ampliar la Octava Sección Electoral es un objetivo que ha sido discutido en el marco del Consorcio. Sin embargo, esta propuesta plantea serias dudas sobre la efectividad y la necesidad de tal medida. La idea de contener en una misma zona las realidades de los municipios que actualmente forman parte de la Tercera Sección es un intento de consolidar el poder, pero podría resultar en una mayor fragmentación y descontento entre los intendentes.
Un futuro incierto para el Peronismo Bonaerense
La situación actual del peronismo en la provincia de Buenos Aires es un reflejo de la crisis de liderazgo y la fragmentación que atraviesa al partido. Las tensiones entre los intendentes afines a Kicillof y aquellos vinculados a La Cámpora son solo la punta del iceberg de un conflicto más profundo que amenaza la unidad y la efectividad del gobierno provincial.
A medida que se acercan las elecciones de medio término y la campaña de 2025, el peronismo se enfrenta a un futuro incierto. La falta de cohesión y la lucha por el poder entre sus líderes podrían resultar en un debilitamiento aún mayor del partido, lo que podría tener consecuencias desastrosas para la gobernabilidad en la provincia de Buenos Aires. Sin una dirección clara y unificada, el peronismo corre el riesgo de convertirse en un partido irrelevante en el panorama político argentino.
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