El balneario La Balandra, una joya natural y lugar de encuentro popular en Berisso, enfrenta hoy una situación crítica que ha suscitado el rechazo de la comunidad.
Desde la firma de un Convenio de Uso y Administración entre el municipio de Berisso y la provincia de Buenos Aires en julio de 2024, los vecinos que visitan regularmente el área han presenciado una serie de acciones que, en lugar de preservar el entorno, parecen amenazar su equilibrio ambiental.
Bajo el gerenciamiento del intendente Fabián Cagliardi, el convenio supuestamente tenía como objetivo proteger las especies nativas y el ecosistema costero, pero los testimonios de vecinos y organizaciones ambientales locales indican que el resultado ha sido muy diferente.
“El Municipio efectivamente desembarcó en la playa, pero no para cuidar y proteger el ambiente, sino todo lo contrario”, afirmó un grupo de visitantes que ha documentado el deterioro del área. Según sus observaciones, el uso de excavadoras y tractores ha “arrasado de cuajo” la vegetación autóctona, especialmente los juncos, una especie fundamental que forma una barrera natural para la costa y protege contra la erosión del río. Este tipo de vegetación actúa como una defensa clave contra la pérdida de costa y, de acuerdo con los vecinos, su eliminación podría acelerar el deterioro de las características naturales del lugar.
Impacto negativo en el ecosistema ribereño
La eliminación de los juncos no es el único aspecto que preocupa a los residentes de Berisso. Además de los daños a la vegetación, los visitantes han notado la construcción acelerada de estructuras precarias cerca de la costa, muchas de las cuales consisten en casitas de chapa y madera en estilos isleños. Algunos temen que estas estructuras puedan ser utilizadas para fines comerciales en la próxima temporada estival, como restobares, y ven con inquietud la posibilidad de un usufructo privado en un espacio público.
La comunidad, a través de su participación activa, ha expresado su rechazo ante lo que consideran una privatización encubierta del balneario, aludiendo al daño ambiental y la falta de transparencia en el uso del espacio. La organización Vecinas Autoconvocadas en Defensa del Canal Humedal Urbano Génova (VACHUG) presentó un pedido de informes en el Concejo Deliberante de Berisso hace semanas, pero hasta el momento no ha obtenido respuesta. La falta de comunicación de la administración de Cagliardi sobre el destino y el propósito de las construcciones ha generado aún más descontento.
La recolección de residuos: una tarea pendiente
Otro de los problemas que evidencian los visitantes de La Balandra es la acumulación de desechos en la costa. Los vecinos han denunciado una considerable cantidad de residuos, entre los que se incluyen plásticos, vidrios y otros materiales no degradables. “Pareciera que la eliminación de residuos no forma parte del ‘plan de limpieza’ encarado por el Municipio”, expresó irónicamente un visitante regular, quien añadió que el descuido ha agravado la contaminación del Río de la Plata, una fuente vital de agua dulce para la región.
A esta situación se añade un problema sanitario de notable gravedad: los visitantes han señalado la presencia de materia fecal en el agua del río, visible en algunos sectores de la playa. “Es basura con apariencia de telgopor, pero en realidad son desechos cloacales que han estado flotando en el agua durante días”, indicó una vecina de Los Talas. Esta situación añade una preocupación sanitaria al ya delicado estado ambiental de La Balandra, y expone a la población a posibles riesgos para la salud.
La firma del convenio: promesas incumplidas
El 26 de julio de 2024, el intendente Fabián Cagliardi, junto con el ministro de Economía de la provincia, Pablo López, y el ministro de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez, firmaron el Convenio de Uso y Administración del balneario La Balandra, que otorga al municipio la responsabilidad de su administración. El acuerdo, promovido con la intención de evitar acciones antrópicas que dañen la flora y fauna autóctonas, fue presentado como una medida que aseguraría el cuidado de este espacio natural y ofrecería a la comunidad un sitio de esparcimiento y recreación.
Sin embargo, los residentes que han seguido de cerca las actividades del municipio en la zona cuestionan si el objetivo real de la administración es la preservación. “El municipio se comprometió a proteger el entorno natural, pero lo que estamos viendo es una intervención destructiva”, comentó Sandra Miguel, vecina de Los Talas, en diálogo con Berisso Ciudad.
La organización de vecinos ha expresado en múltiples ocasiones la necesidad de preservar el lugar, advirtiendo que las acciones actuales contradicen las promesas realizadas durante la firma del convenio. “Queremos que este lugar sea preservado, y estamos haciendo un llamado a la comunidad para que tome conciencia de la situación”, declaró Miguel.
Protestas y demandas de la comunidad
Los vecinos organizados han comenzado a tomar medidas para visibilizar el problema y solicitar una respuesta oficial sobre el destino de La Balandra. Entre las principales exigencias se encuentra la limpieza regular de la zona, la restauración de las áreas afectadas y la prohibición de construcciones que pongan en riesgo la integridad del ecosistema. Las protestas han resaltado el deterioro del lugar y la contradicción entre las promesas de preservación y las prácticas observadas.
Para la comunidad, La Balandra no es solo un espacio recreativo; representa una parte esencial del patrimonio natural de Berisso y un refugio que conecta a los vecinos con la naturaleza. La falta de mantenimiento y la intervención de maquinaria pesada en la zona ponen en riesgo estas características, dejando a los visitantes sin un lugar seguro y accesible.
Conclusiones y expectativas de la comunidad
La administración del balneario La Balandra por parte del municipio de Berisso, bajo la gestión de Fabián Cagliardi, ha generado una fuerte reacción de los vecinos, quienes consideran que las acciones recientes han tenido un impacto negativo en el ecosistema y han puesto en peligro la identidad natural de la zona. Aunque el convenio firmado por el municipio y la provincia fue presentado como un paso hacia la protección del entorno, los testimonios y observaciones de la comunidad cuentan otra historia.
Los vecinos han solicitado respuestas concretas y transparencia en el manejo de La Balandra, y muchos se muestran dispuestos a continuar exigiendo que el municipio cumpla con su compromiso de preservación. La comunidad espera que, ante la presión social, la administración de Cagliardi reconsidere su enfoque y tome medidas para proteger el ecosistema de La Balandra, restaurando el equilibrio natural del lugar y asegurando su acceso y disfrute para las generaciones futuras.
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