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El crecimiento del vino bonaerense: un recorrido por su historia, presente y futuro

El 94% de los viñedos en Buenos Aires son de alta calidad. Berisso y la Costa del Río de La Plata destacan en el mapa vitivinícola provincial.

La provincia de Buenos Aires, aunque ocupa el décimo lugar en el ranking nacional de producción vitivinícola, está comenzando a destacar en el mapa del vino argentino.

Un informe reciente del portal Infocampo revela que el 94% de los viñedos en la provincia son de alta calidad, lo que sugiere un potencial significativo para el crecimiento de esta industria. Este artículo explora la evolución de la vitivinicultura en Buenos Aires, con un enfoque particular en la Costa del Río de La Plata, la variedad Isabella y la localidad de Berisso.

Historia de la vitivinicultura en Buenos Aires: un origen prometedor

La historia del vino en Argentina tiene profundas raíces, y aunque hoy en día Mendoza, San Juan y Río Negro dominan el panorama vitivinícola del país, la provincia de Buenos Aires también jugó un rol destacado en los primeros pasos de esta industria. En 1936, durante el primer censo vitivinícola en Argentina, ya se observaba que Buenos Aires formaba parte de las provincias que producían vino, junto con La Rioja y Córdoba. En esa época, la prohibición de la producción de vino en Entre Ríos dejó a la provincia mesopotámica fuera de la actividad vitivinícola, permitiendo que otras regiones, incluida Buenos Aires, comenzaran a desarrollarse.

Zonas como San Nicolás, Berisso, Avellaneda, Villarino y Quilmes albergaban productores y establecimientos que elaboraban vino. Sin embargo, a medida que pasaban los años, el vino bonaerense perdió terreno en la escena nacional. Según el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), “con el correr de los años las plantaciones se fueron erradicando, con lo cual se perdieron variedades de alta calidad como Malbec y Pinot”. Esto resultó en la reducción progresiva de la producción de vinos en la provincia.

A pesar de estos retrocesos, la provincia de Buenos Aires nunca abandonó por completo la producción vitivinícola. Hoy, ocupa el décimo lugar en el ranking de provincias productoras de vino, pero con un perfil de viñedos que alimenta la esperanza de un renacimiento. En particular, las zonas cercanas al Mar Argentino y las Sierras de la Ventana han emergido como áreas clave para el crecimiento de la industria vinícola en Buenos Aires.

El resurgimiento vitivinícola bonaerense

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En las últimas décadas, la vitivinicultura bonaerense ha experimentado un resurgimiento. Este fenómeno puede atribuirse a la tendencia global hacia el «terroir» y la creciente popularidad del enoturismo, que ha abierto nuevas oportunidades para las regiones productoras de vino. De hecho, algunas zonas de la provincia ya cuentan con su propia Indicación Geográfica (IG), como es el caso de Tandil, Chapadmalal y Balcarce, que han comenzado a posicionarse como destinos vinícolas emergentes.

Según datos de septiembre de 2024, Buenos Aires cuenta con 182,8 hectáreas de viñedos distribuidas en 64 unidades productivas. Los partidos que concentran mayor superficie de viñedos son General Pueyrredón, Villarino, Coronel Suárez y Berisso, este último ubicado en la Costa del Río de La Plata, una zona que ha captado especial atención por el potencial de su vitivinicultura.

Aunque Buenos Aires representa solo el 0,09% del total de superficie cultivada con vid en Argentina y el 0,3% de los viñedos, el tamaño medio de sus viñedos es pequeño, con un promedio de 2,9 hectáreas. Sin embargo, las nuevas plantaciones están siendo establecidas en extensiones más amplias, lo que refleja una tendencia de crecimiento y expansión en el sector.

La clave del éxito: variedades de alta calidad

Un aspecto crucial en el resurgimiento del vino bonaerense es el perfil genético de las plantaciones. El 94,1% de la superficie vitivinícola actual en la provincia fue implantada después del año 2000 con variedades de alta calidad enológica. Esta modernización ha sido fundamental para que Buenos Aires se posicione en el mapa vitivinícola nacional con vinos de calidad que atraen tanto a consumidores como a inversores.

El crecimiento del sector se ha visto impulsado por el surgimiento de nuevas zonas productoras y proyectos vitivinícolas más modernos. Según expertos del INV, “se observa un crecimiento en los últimos años y surgimiento de nuevas zonas, de la mano de una vitivinicultura más moderna y los proyectos vitivinícolas van en aumento en diversas regiones de la provincia”. Además, el número de bodegas inscritas en Buenos Aires ha crecido, junto con el volumen de vino producido. En la cosecha de 2024, la provincia registró una producción total de 1.937 hectolitros.

Variedades predominantes en Buenos Aires: el auge del Chardonnay y la Isabella

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A medida que la vitivinicultura bonaerense ha ido evolucionando, también lo ha hecho la diversidad de uvas cultivadas. En 2024, la provincia registró un total de 41 variedades implantadas de las 174 que existen en todo el país. Entre estas variedades, la uva que ha ganado mayor protagonismo es la Chardonnay, con 26,1 hectáreas cultivadas. Esta variedad ha superado a la Isabella, una uva histórica de la región que hasta 2023 era la más cultivada en la Costa del Río de La Plata, con 22,8 hectáreas.

La Isabella ha sido tradicionalmente importante en zonas como Berisso, donde el clima y el suelo de la región costera favorecen su cultivo. Sin embargo, el auge del Chardonnay y su creciente popularidad entre los consumidores han desplazado a la Isabella del primer puesto. En tercer lugar en términos de superficie cultivada se encuentra la Sauvignon Blanc, con 21,7 hectáreas, seguida por la Pinot Noir, con 17 hectáreas.

El crecimiento de las variedades Chardonnay y Pinot Noir

Entre las variedades que han experimentado el mayor crecimiento en Buenos Aires se destacan la Chardonnay y la Pinot Noir. Durante el período 2015-2024, la superficie destinada al cultivo de Chardonnay aumentó en 10,8 hectáreas, mientras que la Pinot Noir incrementó en 11 hectáreas, lo que las convierte en las dos variedades con mayor expansión en la provincia.

Este crecimiento se debe en gran parte a la modernización de las técnicas de cultivo y a la demanda de vinos de alta calidad. La Costa del Río de La Plata, con su clima fresco y suelos ricos en nutrientes, se ha convertido en un lugar ideal para la producción de estas variedades. Berisso, en particular, ha sido uno de los principales impulsores de este crecimiento, con su tradición vitivinícola renovada en los últimos años.

La importancia de Berisso y la Costa del Río de La Plata en el mapa vitivinícola bonaerense

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La localidad de Berisso, situada a orillas del Río de La Plata, ha jugado un papel fundamental en el renacimiento del vino bonaerense. Esta región ha sido históricamente conocida por la producción de vinos con la variedad Isabella, pero en los últimos años ha diversificado su oferta, incorporando variedades como la Chardonnay y la Pinot Noir, que se adaptan bien a las condiciones climáticas de la zona.

La Costa del Río de La Plata ha demostrado ser una región propicia para el cultivo de uvas de alta calidad, en gran parte debido a su proximidad al agua, que modera las temperaturas y crea un microclima ideal para la viticultura. Este factor, combinado con la rica tradición vitivinícola de Berisso, ha llevado a un resurgimiento del interés en la región, no solo por parte de productores locales, sino también de inversores y enoturistas.

En este contexto, la variedad Isabella, aunque ha cedido terreno ante el crecimiento del Chardonnay, sigue siendo una uva emblemática de la zona y un símbolo de la tradición vitivinícola de la Costa del Río de La Plata. A medida que la industria continúa creciendo y modernizándose, la presencia de esta variedad asegura la conexión con el pasado vitivinícola de la región.

El futuro del vino en Buenos Aires

El panorama vitivinícola en Buenos Aires está en plena transformación. Si bien la provincia todavía ocupa un lugar modesto en el ranking nacional, el crecimiento sostenido de los viñedos, la incorporación de variedades de alta calidad enológica y el surgimiento de nuevas zonas productoras auguran un futuro prometedor para el vino bonaerense. Berisso y la Costa del Río de La Plata se destacan como áreas clave en este renacimiento, con una oferta vinícola que combina tradición e innovación.

Con el apoyo de una vitivinicultura más moderna y el impulso del enoturismo, Buenos Aires está consolidándose en el mapa del vino en Argentina. Las proyecciones de crecimiento para los próximos años, tanto en términos de superficie cultivada como en la producción de vinos de calidad, indican que la provincia está en camino de recuperar su lugar como una región vitivinícola destacada.


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