En los últimos años, la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (FPyCS) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) ha estado en el ojo del huracán por su creciente vínculo con el canal de noticias ruso Russia Today (RT). Este medio, financiado por el gobierno de Vladimir Putin, ha sido duramente criticado en el ámbito internacional por su supuesto rol como herramienta de propaganda del régimen ruso.
La colaboración entre la Facultad y RT, sellada mediante un convenio marco, ha generado preocupación en diversos sectores, especialmente dada la controvertida reputación del canal.
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Un seminario que levanta sospechas
A principios de octubre, más de 30 estudiantes egresados de la Facultad de Periodismo completaron un seminario impartido por directivos de RT. La actividad, optativa para los estudiantes de posgrado, se tituló «Trabajo periodístico en canales globales de noticias: creación, difusión y diseño de noticias en los procesos de mundialización». Aunque suena como un curso atractivo para quienes buscan ampliar sus conocimientos en producción de noticias internacionales, las implicancias de este evento son mucho más profundas y preocupantes.
RT ha sido reiteradamente acusado de difundir «fake news» y de ser el brazo propagandístico de Putin, especialmente en el contexto de la invasión rusa a Ucrania. Países de todo el mundo, incluidos Estados Unidos y varias naciones europeas, han tomado medidas para limitar o prohibir las emisiones de RT, argumentando que la cadena se dedica a manipular la información para favorecer los intereses del Kremlin. En este contexto, surge la pregunta inevitable: ¿por qué una universidad argentina decide asociarse con un medio tan cuestionado?
La respuesta oficial
La decana de la Facultad, Ayelén Sidun, una figura cercana la ultrakirchnerista Florencia Saintout, exdecana y actual secretaria de Cultural de la provincia de Buenos Aires, ofreció su visión: “En la Facultad militamos otro modo de hacer periodismo, ponemos énfasis en la mirada crítica de la comunicación y combatimos a los medios como empresa; por eso nos interesó tanto esta propuesta”. Sidun, claramente alineada con un enfoque progresista en materia de comunicación, parece ignorar o minimizar los antecedentes de RT como una plataforma utilizada para promover la agenda del Kremlin.
Sidun también hizo énfasis en que el acuerdo se inscribe en una línea de «resistencia» frente a los medios hegemónicos, sin detenerse a analizar el hecho de que RT es, en sí mismo, un medio controlado directamente por un gobierno autoritario que utiliza la información como arma política. Esta contradicción subraya la confusión que puede generar el posicionamiento ideológico de la Facultad, en la cual se promueve una supuesta liberación de los pueblos a través de la comunicación, pero se alían con actores que representan regímenes totalitarios.
RT: ¿alternativa o amenaza?
La prosecretaria de Medios de la UNLP, Josefina Bolis, también defendió el convenio con RT, describiéndolo como «una alternativa al modelo hegemónico». Según Bolis, la cadena rusa se presenta como una oportunidad para establecer lazos con «la patria grande y el mundo». Este tipo de justificaciones, aunque alineadas con una retórica antiimperialista, pasan por alto el hecho de que RT ha sido vinculada directamente con operaciones de injerencia y desinformación a nivel global. Incluso plataformas como Meta (propietaria de Facebook, Instagram y WhatsApp) y YouTube han prohibido sus transmisiones en vivo debido a su implicación en campañas de desinformación.
El hecho de que el gobierno de Putin utilice RT para promover su narrativa no es un secreto. La invasión de Ucrania en 2022 es solo el episodio más reciente en una larga lista de conflictos en los que la información ha sido manipulada a través de medios como RT para favorecer la posición del Kremlin. En respuesta, varios países europeos decidieron bloquear las emisiones de la cadena, argumentando que su contenido distorsiona la realidad y fomenta el apoyo a la guerra.
La polémica internacional
Las críticas hacia RT no son exclusivas de gobiernos occidentales. Dentro de Rusia, el canal también ha sido señalado por silenciar las voces disidentes y por participar en la consolidación de un ambiente mediático cerrado, donde las críticas hacia el gobierno de Putin son suprimidas. La cercanía entre la Facultad de Periodismo de la UNLP y RT puede, por tanto, ser vista como un gesto de complicidad con un sistema de comunicación que no promueve el libre debate ni la pluralidad de opiniones.
Es alarmante que una universidad pública argentina, que debería ser un bastión de pensamiento crítico e independiente, decida alinearse con un medio que ha sido protagonista en la difusión de propaganda estatal. Además, la participación de figuras como Alexander Luchaninov, coordinador de RT en español, y la corresponsal en Argentina, Diana Deglauy, refuerza la impresión de que la relación entre ambas instituciones es mucho más que un simple intercambio académico. Las tres jornadas del seminario en las instalaciones de la UNLP subrayan la profundización de este vínculo, mientras el contexto internacional sugiere que esta asociación puede tener consecuencias preocupantes para la credibilidad de la Facultad.
La conexión política
La influencia de figuras políticas cercanas al kirchnerismo es evidente en este tipo de iniciativas. Florencia Saintout, exdecana de la Facultad, jugó un rol clave en la consolidación de un perfil abiertamente politizado de la institución. Durante su mandato, la Facultad entregó en 2011 el premio Rodolfo Walsh a Hugo Chávez, un líder que cerró medios de comunicación en Venezuela y que consolidó un régimen cada vez más autoritario.
En esa ocasión, Saintout justificó la decisión argumentando que Chávez representaba la «comunicación popular», profundizando una discusión sobre el rol de la comunicación en la liberación de los pueblos. Este tipo de posturas son las que han caracterizado a la Facultad de Periodismo de La Plata como un espacio donde la ideología ha desplazado el rigor académico y la independencia crítica, dos valores fundamentales en cualquier institución educativa.
El hecho de que Amado Boudou, exministro de Economía condenado por corrupción, haya sido invitado en varias ocasiones a dictar clases magistrales en la Facultad, refuerza esta percepción. La presencia de figuras controvertidas y la decisión de premiar a líderes autoritarios sugiere que la Facultad ha adoptado una agenda política que prioriza alianzas ideológicas por encima de la defensa de la libertad de expresión y el periodismo independiente.
¿Por qué ahora?
El contexto de la invasión rusa a Ucrania es crucial para entender por qué este acuerdo con RT genera tanta controversia. En febrero de 2022, las fuerzas rusas invadieron Ucrania, desencadenando un conflicto que ha dejado miles de muertos y millones de desplazados. En medio de esta crisis humanitaria, RT ha jugado un rol clave en la construcción de una narrativa favorable al Kremlin, minimizando las atrocidades cometidas por las tropas rusas y tergiversando los hechos en el campo de batalla.
La colaboración de la Facultad de Periodismo con un medio tan estrechamente vinculado a este conflicto no puede ser vista como una simple coincidencia. La decisión de abrir las puertas a RT en un momento tan delicado revela una falta de sensibilidad ante la gravedad de la situación internacional y pone en tela de juicio los principios que deberían regir una institución dedicada a la formación de futuros periodistas.
Las respuestas locales
Dentro de la propia comunidad académica, el acuerdo con RT ha generado opiniones divididas. Mientras algunos docentes y estudiantes defienden la iniciativa como una oportunidad de acceder a perspectivas alternativas, otros la critican como una traición a los principios del periodismo libre e independiente. Esta tensión refleja un problema más amplio: el creciente alineamiento de ciertos sectores de la universidad pública argentina con actores internacionales que no promueven la libertad de prensa ni el respeto a los derechos humanos.
Por su parte, las autoridades de la UNLP han minimizado las críticas. La prosecretaria de Medios, Josefina Bolis, declaró que no existen denuncias formales contra RT y que el acuerdo es simplemente parte de un esfuerzo por diversificar las fuentes de información disponibles para los estudiantes. Sin embargo, este argumento parece simplificar un tema que es mucho más complejo.
El futuro de la Facultad
A medida que la relación entre la Facultad de Periodismo de la UNLP y RT se profundiza, las críticas seguirán creciendo. La asociación con un medio acusado de ser un portavoz de la propaganda rusa, en un contexto de guerra y creciente desinformación, pone en entredicho la misión de la Facultad de formar periodistas capaces de defender la verdad y el rigor informativo. Lo que está en juego no es solo la reputación de la Facultad, sino también la calidad de la educación que se ofrece a los estudiantes y su capacidad para enfrentarse a los desafíos éticos del periodismo en el siglo XXI.
En conclusión, la colaboración entre la Facultad de Periodismo y RT es un síntoma preocupante de la dirección que ha tomado la institución en los últimos años. Lejos de promover un periodismo crítico e independiente, parece estar alineándose con intereses geopolíticos que distorsionan la verdad y socavan los valores fundamentales de la profesión.
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